COORDINACIÓN DE CONVIVENCIA

SANDRA JANET JOJOA BRAVO 

COORDINADORA DE CONVIVENCIA

Convivir es una acción clave para participar en la vida con otros, convivir supone aprender de lo propio y de los otros. Tal aprendizaje implica profundizar en lo nuestro para abrirlo con generosidad al otro y aprender a recibir lo que el otro nos ofrece.

 

Los seres humanos estamos necesitados de convivir y por tanto de aprender a tomar contacto con lo nuestro y a escuchar y consentir a los demás. Las emociones involucradas en adentrarnos en nuestra personalidad y en abrir nuestro corazón a recibir de los otros supone y sugiere un aprendizaje intelectual y sensible fuerte y emocionante, a veces lento y paciente.

La escuela sí puede propender, mediante la formación de los ciudadanos, que se contribuya a construir una sociedad mejor. Lograrlo significa mejorar la convivencia escolar, para que se favorezca el aprender con profundidad. 

 

 

Si unimos esta necesidad a la misión de la escuela de compartir el capital cultural, el acto pedagógico orientado a lograr ese objetivo será un acto generoso, de entrega a otros y de recepción de lo que otros pretenden entregar, un acto de diálogo, donde se comparten lenguajes y códigos, que requiere de respeto y proyectos compartidos. Se trata de hacer de nuestros centros educativos comunidades de aprendizaje y buen trato, donde aprendamos el respeto, la solidaridad y la democracia.

Debemos construir entre todos, el contexto de convivencia que el establecimiento requiere para hacer posible las aspiraciones, valores e ideales contenidos en nuestro Proyecto Educativo para lograr los objetivos institucionales.

En nuestra institución,  la convivencia es fruto de las interrelaciones de todos los miembros de la comunidad escolar, independiente del rol que desempeñen. De allí que todos somos, no sólo partícipes de la convivencia, sino que gestores de ésta. Por lo tanto, la convivencia no es algo estable, sino que es una construcción colectiva y dinámica, sujeta a modificaciones conforme varían las interrelaciones de los actores en el tiempo. Esto tiene una implicancia fundamental: la convivencia no es responsabilidad de uno u otro actor, sino de todos los miembros de la comunidad educativa, sin excepción.